Hoy escribo a quien me dio el gran amor que más reluce, a la madre audaz que resucita allí en el frente, a la que con su coraje abandonó a los que ama y a la le debo el respirar que me hay vivo.
Sí, es Ella, la que aparece oportunamente con el alba, la que reluce con la brisa sin dejar huella, la que llena mi caudal con sus mareas, la que me da con el reclamo mis momentos y la que por cobarde casi pierdo en la aventura.
No te rindas, estoy contigo aunque de lejos no parezca, voy en tus sueños y en el suspirar de la trinchera. Soy el ángel que custodia tus andares y el gavilán que te revive en las mañanas.
Soy afortunado porque sé que eres capaz cada segundo, por regalar mendrugos de sonrisa en cualquier tiempo, porque te entregas al que agoniza por un sueño y por despreciar cunado hay un llanto en la amargura.
GRACIAS, por soportar las tormentas de otros años, por aguantar tiempos de esperas en el silencio, por regalarme la princesa de mi corte y por ser la doctora que remienda los jirones de mi alma.
TE QUIERO
Viamont.Cu
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