lunes, 14 de marzo de 2022

Fábula del zorro, la cabra y la serpiente

 


Un buen día una cabra que se pasaba todo el día con sus compañeros pastando en un bonito valle, le preguntó al granjero si podía ir a dar una vuelta por el bosque. Sí, respondió el granjero, -pero no te demores. La cabra decidió cruzar al otro lado del río, y mientras cruzaba un pez le preguntó dónde iba. 

-Voy a pasear por el bosque, en casa del granjero nos saca a pastar en la hierba de los alrededores de la granja, pero necesito airearme un poco más. 

Paseaba tranquilamente, cuando se encontró con un zorro con el que quiso iniciar una conversación. 

-Hola zorro, ¿cómo estás?. A mí la vida no me va muy bien. Estoy encerrada casi todo el día y apenas dispongo de tiempo para hacer nada. 

El zorro reaccionó airado. -¡Eres una insolente!. A mí no me tutea cualquiera, deberían enseñarte más educación; seguro que no sabes hacer nada. 

Solo una cosa respondió acobardada la cabra. -Y ¿qué es? si puede saberse, preguntó el zorro. 

-Pues tengo la habilidad de salir corriendo muy rápido y dar de topazos a quien me increpa son motivo real y aparente.

-Ja ja ja, rió a carcajadas el zorro. ¡Qué poco sabes de la vida!, yo en cambio tengo mil recursos, soy maestro de casi todo y tengo un saco de recursos y artimañas para cualquier ocasión . 

-¡Eso es magnífico!, se admiró la cabra. 

Siguieron hablando y el zorro dijo con prepotencia. -Mira cabra, me das lástima, creo que haré algo por tí, para que aprendas un poco. Sígueme y te enseñaré mil maneras de escapar de los peligros que nos acechan habitualmente. 

Embelesada por la astucia del zorro, la cabra no dudó en acompañarlo. Una serpiente se hallaba por el lugar realizando su recorrido matutino. ¿Con qué saciaría su apetito?, se preguntaba, ya que esa era su más inmediata preocupación mientras serpenteaba para acá y para allá. 

De repente, a lo lejos oyeron los gritos que un cazador dirigía a sus perros. -Allí, entre los árboles, ¡un zorro!, atrapadlo, ¡Que no se escape!. Con gran agilidad la cabra corrió detrás de un pequeño cerro formado por piedras y se ocultó detrás. Desde arriba vio al zorro temblando de miedo y sin saber reaccionar. -¡No me dejes aquí! Me atraparán los perros.

En pocos segundos los perros cercaron al zorro que imploraba ayuda desesperadamente. -¡Socorro!, ¡que alguien me ayude!. 

Resguardada en el cerro, la cabra miraba extrañada la escena. -Pero, ¿por qué no utilizas tus mil recursos y artimañas para escapar?, preguntaba de manera inocente al zorro. 

La serpiente comprendió al fin que el zorro había presumido falsamente de su destreza y se alejó del lugar despidiéndose a lo lejos del animal, que gracias a la casual presencia de la serpiente pudo salvar su vida. 

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